01 julio 2022

Lo que sería imposible sin el Espíritu Santo

 Espíritu traduce el término hebreo Ruah, que en su primera acepción significa soplo, aire, viento.

(Catecismo, 691). 


Sin el Espíritu Santo, sería imposible:

 

* La creación del mundo: 

Pues Él “revoloteaba sobre las aguas” 

(Gen 1,2). 

 

* La fuerza de los profetas del Antiguo Testamento:

Con el término «Profetas» se entiende a cuantos fueron inspirados por el Espíritu Santo para hablar en nombre de Dios. 

(cf. Catecismo, 702).

Estos hombres profetizaban porque Yahvé les daba su Espíritu

(Num 11,29).

 

* La encarnación del Verbo: 

La Virgen María concibe a Cristo del Espíritu Santo, quien por medio del ángel lo anuncia como Cristo en su nacimiento 

(cf. Lc 2,11).


* Reconocer a Jesús como el Señor:

“Nadie puede decir: “¡Jesús es Señor!” sino por influjo del Espíritu Santo” 

(1 Cor 12, 3). 

 

* Amar a Dios: 

El amor de Dios se ha derramado en los corazones de los fieles por el Espíritu Santo que se les ha dado.

(Rom 5,5). 


* La existencia de la Iglesia: 

Estando los apóstoles reunidos perseveraban en la oración, con un mismo espíritu, en compañía de algunas mujeres, de María la madre de Jesús y de sus hermanos

 (Hch 1,14), 

de repente vino del cielo un ruido como una impetuosa ráfaga de viento, que llenó toda la casa en la que se encontraban. 

Se les aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos.

Entonces quedaron todos llenos de Espíritu Santo y se pusieron a hablar en diversas lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse 

(Hch 2,2-4). 


* Ser cristianos: 

Porque la palabra griega “Cristo” significa “ungido”; somos cristianos porque somos “ungidos” porque hemos sido todos bautizados en un solo Espíritu 

(1 Cor 12,13). 

 

* Ser hijos de Dios:

En efecto, todos los que se dejan guiar por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. 

Y ustedes no han recibido un espíritu de esclavos para recaer en el temor; antes bien, han recibido un espíritu de hijos adoptivos que nos hace exclamar: ¡Abbá, Padre! 

(Rom 8,14-15). 

 

* Ser santos: 

"si vivimos por el Espíritu, sigamos también al Espíritu” 

(Gál 6,25); 

y quien vive según el Espíritu produce el fruto del Espíritu: la santidad 

(cf. Gál 6,22) 


* Hacer oración:

“De igual manera, el Espíritu viene también en ayuda de nuestra flaqueza. 

Como nosotros no sabemos pedir lo que conviene, el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indescriptibles” 

(Rom 8, 26).

 

* Entender la Palabra de Dios:

La Biblia fue escrita por “hombres que hablaban de parte de Dios movidos por el Espíritu Santo” 

(2 Pe 1,20)

y debe ser interpretada con el mismo Espíritu que la inspiró.

 

* Conocer la Verdad:

Pues Él es el “Espíritu de la Verdad” 

(Jn 16, 13)

 

Ser libres: “Porque el Señor es el Espíritu, y donde está el Espíritu del Señor, allí está la libertad” 

(2 Cor 3,17). 

 

* Ser valientes:

“Piensa que el Señor no nos dio un espíritu de temor, sino de fortaleza, de caridad y de templanza” 

(2 Tim 1,7). 


* Lograr conversiones:

“Y me presenté a ustedes débil, tímido y tembloroso, apoyando mi palabra y mi predicación no en persuasivos discursos de sabiduría, sino en la demostración del Espíritu y de su poder, para que la fe de ustedes no se fundase en la sabiduría humana, sino en el poder de Dios” 

(1 Cor 2,4-5). 

 

* La unidad:

Pues es su fuerza la que logrará  “la unidad de los hijos de Dios dispersos” 

(Jn 11, 52).

 

* Superar la tentación: 

“Fiel es Dios que no permitirá que sean tentados por encima de

sus fuerzas. 

Antes bien, junto con la tentación les proporcionará la fuerza para poderla resistir con éxito” 

(1 Cor 10,13).


* Recibir sus frutos: 

"En cambio, los frutos del Espíritu son amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, modestia, dominio de sí mismo.” 

(Gál 5,22-23).

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