01 julio 2022

Catequesis del Papa: La vejez

 Vivimos en una época en que se desprecia la vejez, el mito de la eterna juventud es una obsesión, se nos olvida que la vida terrenal es un inicio y no un final, a fin de cuentas estamos caminando hacia la eternidad


 En el Evangelio de San Juan, Nicodemo le pregunta al Señor: 

¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo?.


Jesús responde:

el que no nazca del agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios. Porque lo que nace de la carne es carne, y lo que nace del Espíritu es Espíritu.


Jesús le dice a Nicodemo que para ver el Reino de Dios hay que renacer de lo alto, Nicodemo a Jesús no le entiende esas palabras, y le plantea la imposibilidad de volver a nacer cuando uno ya es viejo, Jesús se refiere a un nuevo nacimiento en el Espíritu, para el cual la ancianidad no es obstáculo; en todo momento y lugar debemos dejarnos abrazar por la ternura del amor creador de Dios.


Nuestra Juventud se la lleva el Tiempo

Los que viven ya en la etapa de la ancianidad pueden descubrir, a la luz del Evangelio, una nueva misión: ser signos e instrumentos del amor de Dios que señalan cuál es la meta definitiva a la que estamos llamados.


La vejez tiene una belleza única, nadie puede volver a entrar en el vientre de la madre, ni siquiera en su sustituto tecnológico, sería triste, incluso si esto fuera posible.


El viejo camina hacia adelante, hacia el destino, hacia el cielo de Dios. 


La vejez es la entropia de todo ser vivo, con tecnologia e incluso con recursos bionicos seguimos alargando la esperanza de vida humana, y eso esta bien, pero tarde o temprano la vejez llega, la vida se termina.


Al leer el diálogo de Jesús con Nicodemo es bueno preguntarnos: ¿cómo estamos viviendo la llamada a nacer de nuevo?.


Que el Espíritu Santo nos ayude a entender la vejez como un tiempo en el que – habiendo abandonado el mito de la eterna juventud – aprendemos lo que significa nacer de lo alto y nos reconciliamos con nuestro destino eterno.

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