Orar siempre, pues cada momento, lugar, ocasion, tenemos la necesidad de comunicarnos con nuestro Padre Dios.
Iniciamos y concluimos todas las reuniones de la Iglesia con una oracion, damos gracias al Señor por sus bendiciones y pedimos su ayuda con el fin de adorarle y proclamarle con nuestra forma de vivir de una forma que sea agradable para Él.
Así mismo ha de ser en nuestra vida diaria, ya sea en silencio, o en alta voz, estando solos o con otras personas, incluso cuando estemos enojados, desilucionados, con problemas de cualquier índole, aunque tengamos que hacer un esfuerzo para orar, a pesar de los pesares, hay que orar por la mañana, al medio dia, al atardecer.
Hacer de la oracion nuestro estilo de vida es lo adecuado, que en todo lo que hagamos, disfrutemos o suframos, tener siempre presente, primerito a Dios, nuestro Señor y Creador.
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