La Gracia es participar de la vida divina.
Los Dones son regalos de Dios para ayudarnos a vivir en la gracia de Dios y para edificar a la iglesia.
Los fieles cristianos debemos invocar al Espíritu Santo y pedirle que renueve en nosotros los Dones que hemos recibido para poder nosotros vivir en Gracia de Dios, ser testimonio fiel de nuestro Señor Jesucristo y llevar al mundo entero la Luz de Cristo.
Al hablar de Gracia podemos distinguir:
a) Gracia Santificante: Es la disposición estable y sobrenatural que perfecciona al alma para hacerla capaz de vivir con Dios, de obrar por su amor.
La recibimos en el Bautismo y cuando la perdemos por el pecado mortal la recuperamos en el Sacramento de la Confesión.
b) Gracia Actual: En nuestra vida Dios nos ayuda a nuestra conversión y crecimiento en santidad.
Es decir, es aquella Gracia que Dios derrama en momentos específicos de nuestras vidas en los que recibimos una luz nueva sobre la vida de Dios y la vida en Dios, o en un momento de tentación para poderla soportar y vencer, o la Gracia que se nos da en un momento de sufrimiento o prueba, y que nos ayuda a tener la fortaleza necesaria para soportalo.
Esta Gracia es auxilios momentáneo de parte de Dios para ayudarnos en nuestro diario vivir.
La Gracia aumenta a medida que permitimos al Espíritu Santo actuar por la participación en los sacramentos, la oración y la vida virtuosa, todo por los méritos de Cristo.
La Gracia nos asemeja a la vida de Cristo: sus virtudes, su forma de pensar y de actuar.
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