Vivir en santidad es:
* Santificar el trabajo,
* Santificarse en el trabajo,
* Santificar a los demás con nuestro trabajo
O sea, es vivir tu vida ordinaria de manera extraordinaria, trabaja en donde estás, procura cumplir tus deberes y defiende tus derechos, sé justo y misericordioso, con los amigos leal, comprensivo con la gente y exigente contigo mismo.
Sé mortificado y alegre, ten Alma misionera, has apostolado.
San Juan Pablo II, en la carta apostólica Novo Millennio ineunte, dice:
El ideal de perfección no ha de ser malentendido como si implicase una especie de vida extraordinaria, practicable sólo por algunos “genios” de la santidad.
Los caminos de la santidad son múltiples y adecuados a la vocación de cada uno.
Hay tantos cristianos, y entre ellos muchos laicos, que se han santificado en las circunstancias más ordinarias de la vida.
Una sola vocacion tenemos:
Ser Santos y Apostoles
La primera carta a los Tesalonicenses es el primer escrito del Nuevo Testamento, en ella san Pablo les dice a los discípulos de la Iglesia que vivían en esa ciudad:
Dios nos llamó para que vivamos santidad
(1Ts 4, 8)
Las cartas eran las redes sociales de aquel tiempo, en ellas te comunicabas con las personas que vivian lejos de ti y que por alguna razon no podias ir a visitarlas.
Nosotros, fieles cristianos del siglo XXI, tenemos la misma gracia que los fieles cristianos de todos los tiempos:
Desde nuestro bautismo, somos sacerdotes, profetas y reyes, es el estuche que encierra la joya de más valor, la gracia de Dios.
Esa gracia divina, que llamamos santidad, consiste en proclamar al Señor con mi manera de vivir.
San Pablo nos lo dice en su carta a los tesalonicenses:
Esta es la voluntad de Dios, la santificación de ustedes.
* Dios es santo
* Dios llama a la santidad
* Dios santifica
* Dios hace crecer en la santidad
* Dios consumará un día la santidad de los elegidos en el dia del Juicio final.
Todo fiel cristiano, sea hombre o mujer, casado o soltero, abogado o campesino, autoridad en el Gobierno o costurero, Papa Vicario de Jesucristo o pescador del puerto, desde el primero al último de los bautizados, cada uno con su carisma, todos los hijos de la Iglesia tenemos por igual la misma y suprema vocación: ser santos y apostoles, vivir nuestra fe y difundirla, tener el alma misionera.
...
No hay comentarios:
Publicar un comentario