Al salir de esta vida, las almas de los difuntos, en el juicio particular, reciben la recompensa que han merecido por sus acciones:
* Los justos que no deben nada a Dios son admitidos inmediatamente en el cielo
* Si el alma, después de la muerte, es hallada en pecado mortal, va enseguida al infierno de los condenados.
* Si el alma por algún impedimento no puede entrar aún en el cielo, tiene deuda que pagar, va a un lugar temporal, al que llamamos Purgatorio.
El lugar donde se purgan las almas y donde son castigados los impíos es el mismo; un solo y mismo fuego quema al pecador como castigo y purifica al elegido, del mismo modo que un mismo fuego quema la paja y acrisola el oro (San Gregorio).
Lo que nos hace distinguir ambos lugares es:
1. La gravedad de la pena: el fuego del infierno es más intenso que el del Purgatorio.
2. La condición de la pena: en el infierno la pena de fuego y de daño es eterna, y excluye toda esperanza y toda virtud sobrenatural; mientras que en el Purgatorio la pena de fuego y la privación de Dios es temporal, no se extiende más allá de lo que exige la perfecta limpieza del alma.
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30 julio 2023
Las almas del Purgatorio
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